En el país de mis pensamientos respiro
y silba al concentrarse en las rendijas de mi pensamiento.
Le miro, se gira, y suelta un ¡¡shisss!!
difuminado en el cielo mientras se aleja.
Un sístole de palabras exprimidas a la velocidad cárdena
toma las riendas de este tubo donde me alojo desde mi concepción,
contraído sacudo al mundo con mi presencia.
En diástole succiono las ideas del vecindario, los regurgito en un reflejo
toman aposento en mi cadena de péptidos; la calle, su melena y el claxón forman
mi antebrazo tostado.
Exprimo el fuego y absorbo metálicas las pausas, me lleno de viento;
una espiral de humo silabea bocanadas de alveolos,
en la partitura un compás baila con un zapato añil, otro morado:
-Son tres por cuatro-, repite con la boca hambrienta
cantan, tuertas las notas.