jueves, 2 de septiembre de 2010

La realidad depende de la perspectiva





¿Existe?





Cuando nos acercamos a la imagen perdemos la idea 
del global y sólo percibimos los puntos, cada uno 
de los píxeles que lo conforman.
Ver el retrato dependederá de la distancia, eso ocurre con la vida, 
con la música y con los ensayos de esta ópera.



En un principio acudes una clase de pintura donde te hablan del punto,
y te preguntas ¿para qué quiero yo un punto si tengo que pintar 
un decorado? Eso ocurre con todo, se dan pequeños pasos
sin aparente sentido para alguien que desconozca la maquinaria.





Y más tarde, en el ensamblaje todo encaja y cobra sentido, 
se contemplan los hilvanes como los golpes para seguir el ritmo, 
los degradados en láminas de papel se transforman en piedras,
 las piedras cubren los muros de una casa ...






Nuestras voces arrojan el lastre  del miedo y se lanzan, 
desde el fondo del diafragma emergen sólidas las notas.








La situación de los que ensayan es la misma; esa es la Realidad.
(Lo Real es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano)
Si cambio los colores del fondo nuestra "realidad" o percepción se altera, ( la nuestra  es subjetiva, fenomenológica).
Los colores cálidos aproximan los objetos, los fríos nos los alejan, sin embargo pese a la  diferncia de distancias con que los apreciamos,  éstos no  se han movido.






Entonces ¿Por qué tenemos la sensación de que existe el tiempo?  ¿Porqué lo percibimos como rápido en su suceder o pesaroso..., tremendamente lento? ¿Por qué la sensación que tenemos de él no concuerda con la de los demás? o dicho de manera más sencilla: porque Ahora sabemos que el tiempo es fractal (miles de replicas iguales,de segundos, dentro de una medida que adopta la forma de la más pequeña pero en grande; ejemplo: la hora, día: 24 horas, mes: 24x30, etc) y se desplaza  de forma logarítmica, aunque  como lo interpretamos desde las sensaciones nuestra idea del tiempo no coincide con la realidad de éste.




                                                     




En blanco y negro el momento se detiene taladrado en el dintel de nuestra retina.