domingo, 29 de agosto de 2010

Los vestuarios


El momento de vestirse discurre como un silbido que se escurre de los labios, 
sutil y efímero ...
 finaliza.






En pleno ajetreo, las miradas de todos parecen en  fuga  a su propio universo,
se palpan las mantillas, se toman los flecos,
el pensamiento se aprisiona  entre los tejidos
y las flores prendidas en el pelo














    ... de  todas las edades y colores ... se comparte un esfuerzo por una meta común
























¿Dónde se van nuestros ojos cuando estamos concentrados? 

¿Los apagamos, cerramos el objetivo para añadir ese treinta por ciento  de recursos del cerebro que consume la vista   y así acentuar el resto de nuestros sentidos?



 Cuando vuelco mi mirada en la cámara siento que el mundo puede expresarse desde muchos ámbitos distintos. A veces ejerce de escudo para permitir actuar a la timidez con el desparpajo de un mirón. Otras tengo la certeza de penetrar  en la intimidad  de los demás desde un momento/ sin tiempo, como una privilegiada.



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